jueves, 18 de diciembre de 2008

La vi@ en Rosa en la Prensa - El Mundo

En su edición del 14-12-08, El Mundo recomienda La vi@ en Rosa como el número 2 en una lista de 20 libros ideales para disfrutar y regalar.

La vi@ en Rosa en la Prensa - Revista Toumaï



La revista Toumaï hace una reseña de la presentación que se llevo a cabo en el Ateneo de Madrid el 18 de noviembre 2008.

La vi@ en Rosa en la Prensa - Revista AR la revista de Ana Rosa Quintana





La revista AR recomienda La vi@ en Rosa en en su edición de diciembre 2008

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Presentación del libro en Bilbao


Una selección de fotos en la presentación del libro en Bilbao, que se llevó a cabo el 24 de noviembre.

Ver las fotos en diapositivas

Contenidos de la Ví@ en Rosa

Te ofrecemos aquí una breve síntesis del contenido del libro, realizando un recorrido somero por sus doce capítulos.

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1. Abriendo Puertas (El comienzo)

En el primero, Abriendo Puertas, arrancamos el viaje en un doble y privilegiado escenario: las islas de Chiloé, en Chile, y Bocas del Toro, en Panamá. Es curioso pero –ahora que me doy cuenta- en la vi@ las islas son una constante, pero islas que se encuentran conectadas entre sí, que no pierden nunca la referencia de su archipiélago y que, a la vez, no dejan de mirar con curiosidad y empatía a otros territorios lejanos.

2. Hormiguitas (El trabajo)

Hormiguitas, el segundo capítulo, habla de nuestra relación con el trabajo. Con el trabajo que se paga –a las mujeres ¡ay! sistemáticamente peor- y también con el que no se paga, ése invisible, que no se puede concentrar porque hay que repartir –y repetir- día a día, minuto a minuto, pero que es el que permite que la vida exista, que la vida siga. La actual organización del trabajo es mortal para nosotras porque nos exige plena dedicación al empleo (o nos excluye de este derecho cuando mejor conviene) mientras, en paralelo, espera que continuemos cultivando hogares perfectos. Un mandato imposible que las mujeres nos esforzamos por cumplir hasta reventar si hace falta. Y hablo de las mujeres de clase media con jornada doble y maridos a mitad. Porque luego están las otras: las que en muchos países, y también en España, son las sostenedoras únicas de sus hogares, en la doble función de proveedoras y cuidadoras. O que han tenido que emigrar para dar de comer a sus hijos cuidando a los hijos de otros, mientras que otras mujeres se hacen cargo de los suyos. Ellas no tienen voz, pero trabajar… ¡vaya si trabajan! Como dice mi amiga y Catedrática Cecilia Castaño, las trabajadoras de hoy también necesitaríamos -urgente e imperiosamente- una esposa. O, dado que eso parece un deseo de momento difícil de cumplir, no nos va a quedar otra que ponernos las pilas para trabajar menos, distribuir mejor la faena y obtener el reconocimiento que merece nuestra contribución a que las empresas, las familias, los servicios públicos y las sociedades en general funcionen.

3. Ciudadanas del Mundo (La identidad dividida)


Ciudadanas del Mundo se centra en reflexionar y compartir nuestras vidas en dos orillas. No ser de aquí ni de allá, serlo de ambos sitios, o de uno u otro según el momento, ser de aquí, de allá y de más lugares que se te van adhiriendo a la piel. Ser… no ser… La diversidad donde de verdad se cocina -y las fronteras donde realmente se desmoronan- es en el territorio emocional de las mujeres y los hombres migrantes, en el proceso –casi siempre doloroso y a veces también gozoso- de pertenecer-se, de reconstruir su identidad en medio de las orillas ensanchando así, de paso, las identidades colectivas. Tenemos la suerte de contar hoy en esta sala con la presencia de muchas mujeres –y hombres- que son testimonio de esta vivencia. Pero quisiera ejemplificarlas a todas ellas en María Manuela, ciudadana del mundo porque ha vivido en Angola, Sudáfrica, China, Cuba y España, es titulada en medicina, habla varios idiomas, cría con uñas y dientes a su hijo y a dos sobrinos de los que tuvo que hacerse cargo, lleva tres años limpiando casas y un restaurante en Madrid y, hace unos días, ha conseguido unos ansiados papeles que la acreditan -por fin y además- como ciudadana de este país.

4. Fruta madura (El cuerpo)

Fruta madura es el espacio para hablar de la relación con nuestro cuerpo, ese continente contenido –que diría Gloria Fuertes- con el que nunca estamos satisfechas porque lo concebimos, nos lo hacen concebir, como objeto y no como sujeto de deseo. El otro día leía que en España el 40% de los tratamientos de estética que se practican (quirúrgicos y no quirúrgicos) afectan a menores de 21 años (la media europea es del 13%); la mayor parte de ellos son operaciones de ‘aumento de talla’. O sea, que va a ser una realidad eso de que “sin tetas no hay paraíso”. Y que, cuando se van cumpliendo años, el paraíso se esfuma incluso con tetas. Porque llegan las arrugas, los sudores, las bolsas, los michelines y la ineludible fuerza de la gravedad. Que, por lo que se ve, es selectiva y sólo se ceba en las mujeres, pues los hombres deben tener un gen que les mantiene guapos y deseables hasta el final de sus días. Y, si no, que se lo digan a Peret, que sin escándalo social de ningún tipo acaba de dejar a su Santa (que así se llama su ex) para irse con una joven ¡54 años menor que él! He echado cuentas de que, si en esta sociedad hubiese igualdad de oportunidades en el mercado matrimonial, o bien la naturaleza nos hubiera obsequiado a las mujeres con ese gen del que les hablo, el amor de mi vida no habría nacido todavía y yo, en un par de años, podría hasta cambiarle los pañales a mi amado.

5. El príncipe de mis sueños y el hombre de mis insomnios (Los hombres)

Lo cual me da pie para entrar en el capítulo siguiente: El príncipe de mis sueños y el hombre de mis insomnios, un tema –lo reconozco- que nos ha hecho verter ríos de tinta virtual en éste y en los demás capítulos de la vi@. Mis amigas y yo también hemos sido pasto del cuento del príncipe azul, que es un mito extremadamente poderoso y de cuya vigencia, no sólo entre las mujeres de mi generación sino entre las niñas y jovencitas de hoy, cualquiera puede dar constancia.

¿Qué hombres queremos las mujeres? Pues, sencillamente, hombres que nos quieran. Pero hombres que quieran a las mujeres que verdaderamente somos y no a las que nos terminamos convirtiendo para lograr que ellos nos quieran. Mujeres dueñas de su deseo buscan socios para compartir los placeres, responsabilidades y sinsabores de la peripecia vital. Para abordar juntos lo que son los grandes problemas del mundo y frente a los cuales nos han dejado la mayoría de las veces tan solas: la alimentación, la salud, la educación, el cuidado, la sostenibilidad, los afectos… Hombres que no fundamenten su poder en esa necesidad de aceptación -y en esa capacidad de resignación- que nos hace a buena parte de las mujeres tan vulnerables y que se manifiesta en dos lacras, una extrema y la otra no pero cosidas, en el fondo, por un mismo hilo: el desgraciado que te pega y el listo que se te pega (que, a veces, pueden incluso llegar a ser el mismo hombre). Que no teman los procesos de construcción de nuestra identidad sino que se sumen a él con sus propios desconciertos, temores y fortalezas, dispuestos a compartir el gran reto de cambio de conciencia que los hombres y las mujeres de estos tiempos requerimos de modo urgente. Y que se avergüencen de cualquier forma de exclusión o violencia contra las mujeres, que actúen contra ella.

No os vayáis a creer que las mujeres en todo esto no tenemos nuestra propia revolución pendiente. ¡Vaya si la tenemos! A nosotras nos toca aprender a querernos y respetarnos más –y a victimizarnos menos-, a optar con sabiduría por esos hombres estupendos a los que tantas veces damos esquinazo por no ser lo suficientemente príncipes, a saber irnos a tiempo, a criar hijos con valores igualitarios, a ser un poco más solidarias y menos implacables entre nosotras…y no he hecho más que empezar.

6. Poderoso caballero es… (Don Dinero)

Y de ahí daremos un triple salto mortal al engorroso asunto del dinero, nuestro gran tema tabú, el ‘Poderoso Caballero’ del insigne Quevedo. Un Informe de Naciones Unidas nos recuerda que “las mujeres representan la mitad de la población del mundo, realizan casi dos tercios de las horas de trabajo, pero reciben una décima parte de los ingresos globales y poseen menos de una centésima de la propiedad mundial". Es decir, el dinero es cosa de hombres y los afectos (gratuitos) son patrimonio de las mujeres, ese amor que no tiene precio porque cuando lo tiene… (malo). Dar mucho y pedir poco para ser prototipo de la buena mujer o de la chica guay. Menos salario, no ganar más que él, no negociar el sueldo o el precio de un bien, no registrar las propiedades a nuestro nombre o dejar que se registren justo cuando no corresponde… En suma, nos cuesta cobrar, corremos a pagar y no soportamos deber. Y la pobreza femenina también se nutre con estas proclamas interiorizadas, igual que éstas abonan el terreno para que encontrar una sola mujer en alguna de las fotos de los protagonistas de la actual crisis (ya sean de los banqueros de las hipotecas basura, de los guerreros de Wall Street, de los distintos Grupos G o Eurogrupos, de los Ecofines, de los Bancos Centrales, de las diversas Cumbres, de los tertulianos y comentaristas expertos del asunto, etc. etc.) sea más difícil que dar con la famosa aguja del pajar.

7. Vida loca (El tiempo)

Julio es el mes de la Vida loca, porque las mujeres estamos empeñadas en llegar a todo sin dejarnos atar a los absurdos paradigmas dualistas de esto o aquello, que tan alejados se encuentran del flujo de la vida. Sabemos que la condición humana está forjada de autonomía y dependencia, de libertad individual y solidaridad colectiva, de personas que buscan espacio propio y de seres interdependientes. Y no queremos, no podemos, renunciar a nada. Aunque si nos liberáramos del terrible mandato ¡todo, ya y perfecto! nuestras vidas estarían, seguro, mucho mejor compensadas que ahora, serían un poquitín menos locas.

8. Cultivando el jardín (La cultura)

Cultivando el jardín se consagra a nuestras aficiones –más bien pasiones- culturales, reflejando algo que las estadísticas muestran una y otra vez: el consumo de la cultura es abrumadoramente femenino, aunque el mercado cultural esté, en cambio, muy lejos de serlo aún. ¿No piensan, como nosotras, que este mundo estaría bastante mejor plantado si equilibrásemos un poco ambas proporciones? ¿Si, por poner como ejemplo, en las paredes del Ateneo donde realizamos nuestra presentación madrileña hubiera siquiera un minúsculo retrato femenino que rompiera la unánime representación viril que observo entre sus próceres, o si en el techo apareciera una sola figura masculina de entre todos los frescos que representan las Artes?

9. Ciberencuentro (Internet)

En Ciberencuentro profundizamos nuestras reflexiones sobre la red en femenino pero sin dejar de usarla intensivamente para comunicar, de paso, nuestros avatares vitales que pasan en septiembre por momentos críticos en el capítulo de amores y desamores. Por algo dicen que, tras las vacaciones, las crisis de pareja están a la orden del día…

10. Embrujadas (El sexto sentido)

Y octubre ¿qué otro mes sino? va dedicado a indagar en torno a esas otras formas de conocimiento que van más allá del pensamiento racional y por las que muchas mujeres han sido quemadas en hogueras. ¿Charlatanería?, ¿otras fuentes del saber? Cada una puso su propia mirada y al conjunto lo bautizamos Embrujadas.

11. Punto final, punto inicial (Morir y renacer)

Punto final, punto inicial. Muerte y vida. En un noviembre real y simbólico los zarpazos nos ponen frente a frente con lo que realmente somos: seres vulnerables, con existencias cosidas por un hilo fino e incierto, hoy aquí ¿y mañana…? Un vacío que sabemos inevitable pero al que realizamos una interpelación permanente con la cabeza y dolemos infinitamente con el corazón.

12. Sirenas (la voz)

Y, por último, Sirenas. Un capítulo que habla de la voz perdida, recuperada, que deja patente hasta qué punto las mujeres nos concebimos a nosotras mismas como seres de comunicación. Introspección y cultura en red parecen ser el mejor camino a transitar para tocar la sombra y buscar la luz, para ser nosotras mismas y, a través de ese proceso, transformar el mundo.


Presentación de la Ví@ en Rosa

Mª Ángeles Sallé
Madrid, 18 de noviembre de 2008
Mucho que agradecer
Buenas noches, amigas, amigos. Os damos la bienvenida a ‘La vi@ en rosa’. Y si tuviera que elegir una sola palabra para hacerlo no se me ocurriría otra mejor que ‘Gracias’. Desde que comenzó la gestación de este libro -en el año 1999- hasta el día de hoy en que lo presentamos, he ido acumulando motivos de gratitud por toneladas. Gratitud a las coautoras (y también coautores) de la obra, que han puesto tanta vida en la vi@. A Carmen Alborch, que nos regaló -porque sí- un prólogo estupendo. A mi queridísima familia y a mi gente de Enred, que se han convertido en nuestra principal plataforma.

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A Ángeles Gil, que nos ha proporcionado –a partes iguales- fe y recursos. Al cantautor Rómulo Castro, que puso música a nuestras letras. A nuestras editoras de El Cobre, que se han sumado a este carro con toda su sabiduría y entusiasmo. Al Ateneo de Madrid, que nos ha cedido este magnífico espacio para que lo ‘ocupemos’ a nuestra manera. A vosotras y vosotros, que lo llenáis con tanto calor y buena energía. Al equipo de amigos que ha organizado de modo totalmente altruista este precioso jaleo hasta sus mínimos detalles, entre cuyos miembros quiero destacar a José Santamaría, Pedro Carrillo, Mati Prat y Bienvenida Sánchez Alba. También a Mariella Köhn y Lola Montenegro, quienes sabiendo que no hay vidas -ni tampoco vías- sin música arroparán hoy este acto con sus voces prodigiosas, con su ritmo, con su luz. Y, cómo no, a las mujeres y hombres que me acompañan en el escenario, ya sea con su presencia o mediante aportaciones virtuales; mujeres y hombres que proceden de nueve países y que hoy están aquí para añadir nuevas líneas de su cosecha a este libro abierto. Gracias de todo corazón a todas, a todos, por estar aquí, conmigo, dando un nuevo testimonio de que los seres humanos alcanzamos nuestros proyectos -grandes o pequeños- siempre gracias a otros, mejor aún cuando lo hacemos en red, y la mía, creedme, es una auténtica maravilla.


Contar muchas veces qué es la vi@

Y ahora, hablemos de la vi@ en rosa. Nuestra vi@ es una obra que testifica una experiencia real de comunicación entre un grupo de mujeres latinas que repartimos nuestras vidas entre las dos orillas del Atlántico (España, Portugal, Chile, Panamá, Perú, Uruguay y Estados Unidos). El resultado es un libro organizado en doce capítulos, cada uno de los cuales combina un hilo temático (desencuentros, profesión, hijos, espiritualidad, participación, viajes, muerte, amistad…) con otro cronológico (enero a diciembre). En medio de todo ello subyacen, como telón de fondo, los difíciles procesos de construcción de la identidad femenina en los tiempos que corren y los usos alternativos de Internet, derivados de la exploración de ese nuevo mundo con mirada de mujer.

Internet en femenino

Internet permite hoy cosas que eran impensables hace unos años. Como, por ejemplo, contribuir decisivamente a que Obama gane unas elecciones cruciales para todo el planeta, mover grandes flujos financieros alrededor del mundo, organizar movimientos globales contra la pobreza o acceder a una fuente incalculable de conocimientos acerca de cualquier materia. Sin contar con su capacidad para potenciar de manera exponencial las fuerzas destructivas (guerras, crimen organizado, tráfico de personas), pues lo que verdaderamente caracteriza a Internet es su inmenso poder para expandir lo mejor, y lo peor, de las creaciones y emociones humanas, al ponerlas en red.

Y por ello no es de extrañar que la red se esté convirtiendo también en uno de los más novedosos y vastos territorios por los que circulan las músicas procedentes de muchas almas femeninas que van identificándose a sí mismas mientras se identifican con otras, en un inédito recital de viajes interiores compartidos. Viajes de libertad y fantasía, de silencios arañados, de elección de espejos diferentes a partir de los cuales mirar y mirarse.

Porque la red, como organismo vivo que es, no puede dejar de disponer de un gran corazón, que late al son de esperanzas, lágrimas, confidencias y manos tendidas. Se trata de un idioma diferente y subversivo, que felizmente contrapesa las tendencias tecnocráticas que pretenden la simplificación máxima de la comunicación virtual en aras a su mayor eficacia. Frente a los textos cortos, las largas parrafadas. Frente al culto al tiempo eficiente y competitivo, la recuperación de un tiempo perdido que se gana para sí. Frente a la invasión de la técnica, el despertar de la literatura. Y frente a los viajes exteriores e instantáneos, los viajes de ritmo lento hacia el ser. Contraponiendo así a las lógicas lineales un femenino batiburrillo de reflexiones, relatos de viajes, poemas, irrupciones inesperadas de terceros, chistes, cadenas, respuestas, silencios… donde la coherencia la aporta la verdad de la comunicación.

No tenemos grandes pretensiones literarias pero creemos que nuestros zapatos sirven a mucha gente. Por eso nos hemos arriesgado a lanzar una obra cuyas historias se hilvanan en medio de nuestra vida misma, de las esperas y ansiedades de los mensajes no respondidos y de las largas distancias. En este rico proceso, como no podría suceder de otra manera, nosotras y nuestras vidas se han transformado. Auténticamente.

Las plumas de la vi@

Las autoras de la ví@ en rosa sumamos, entre todas, un amplio bagaje de experiencias íntimas, sociales y profesionales. Paula (Carla Chasco) es una bióloga y consultora brasileño-portuguesa. Victoria (Gabriela Vega) es peruana y trabaja en un organismo internacional con sede en Washington. Jimena (Sara Silveira) es uruguaya pero ha vivido un largo período de exilio que transcurrió entre Argentina y Chile; desde hace años presta sus servicios en un centro de la Organización Internacional del Trabajo. Marta (Regina Rodríguez) es chilena, pasó 14 años exilada en España y es hoy la Agregada Comercial de su país en Italia y María (una servidora) es hispano-panameña y promueve proyectos de desarrollo socioeconómico que, casi siempre, tienen un pie acá y allá.

A nosotras se han sumado en el camino cuatro tr@nseúntes más:

Lucía (Martha Zein), periodista hispano alemana, quien –además de aportar sus correos provocadores- ha tenido un papel muy importante en la conversión de nuestras comunicaciones dispersas en una obra editable.

María Ángeles Riesco (Marian), que trabaja como funcionaria en la Administración Pública Española y que ha compuesto todos los poemas que abren los capítulos de la vi@.

Ana Moreno, ingeniera, consultora y profesora española, que ha participado en esta obra con sus reflexiones sobre el tiempo y sobre las relaciones de las mujeres con el nuevo entorno que abre Internet.

Y Damián Barceló, un personaje especialísimo de 82 primaveras, con alma de escritor y cuerpo de gran empresario hotelero, que se ha enganchado a la vi@ y le pone, con sus cartas, un broche de oro.

Hay que citar, por último, al puñado de amigos varones que, en el quinto capítulo (‘El príncipe de mis sueños y el hombre de mis insomnios’), nos hablan de su visión de las relaciones entre hombres y mujeres en esta etapa de transformación de roles.

La vi@ en rosa es, pues, un ‘libro recital’ tejido por un número amplio de autoras y autores, que han podido aportar sus testimonios de vida gracias al milagro de la red.

Arranca la vi@ II

Quiero dejaros ahora con las personas que van a seguir reescribiendo –hoy y después- este libro red. Dieciséis mujeres y dos hombres procedentes ni más ni menos que de nueve países: Argentina, Angola, Colombia, Chile, España, Panamá, Perú, Portugal y Uruguay. Por parte española, contamos con presencia catalana, madrileña, vasca, extremeña… Y las ‘participaciones virtuales’ nos llegarán desde Buenos Aires, Los Ángeles, Montevideo y Washington. Es decir, más diversidad no cabe y, a la par, tampoco mayor unicidad. Cada una de estas personas ha seleccionado un párrafo de la vi@ que les resuena de manera especial y, a continuación, ha añadido el suyo propio. Comenzamos así la aventura de la vi@ II, que seguirá fraguándose en el blog laviaenrosa.blogspot.com, que otra amiga –Gusi Bertomeu- se ha encargado de que hoy esté ya en el ciberespacio.

Nuestras lectoras y lectores serán, por orden de intervención:

Abriendo puertas

(1) Alicia Téllez, chilena y española, vivió el doble exilio

Hormiguitas

(2) Sara Silveira, uruguaya, coautora de la vi@ (video desde Montevideo)
(3) Ana Pinilla, colombiana

Ciudadanas del Mundo

(4) María Manuela, angoleña
(5) Robert Ramos (lectura en nombre de Alicia Gutiérrez), español

Fruta madura

(6) Carla Chasco, luso-brasileña, coautora de la vi@

El príncipe de mis sueños y el hombre de mis insomnios

(7) Carolina de Dobrzynski, argentina
(8) Alberto Infante, español

Poderoso caballero es Don Dinero

(9) Jessica Retis, peruana (audio desde Los Ángeles)

Vida loca

(10) Matilde Prat, española

Cultivando el jardín

(11) Bienvenida Sánchez Alba, española

Ciberencuentro

(12) Selina Baños, panameña
(13) Ana Moreno, española, coautora del capítulo Ciberencuentro

Embrujadas

(14) Nieves Díaz, española
(15) Gloria Velásquez, colombiana

Punto final, punto inicial

(16) Itziar Elizondo, española

Sirenas

(17) Charo Zanabria, peruana
(18) Gabriela Vega, también peruana y coautora de la vi@ (video desde Washington)


Este recital de voces estará aderezado con música interpretada por dos mujeres: Lola Montenegro, soprano del Monasterio de El Escorial y compositora e intérprete de FlamencÓpera, y Mariella Köhn, musicóloga y cantante afroperuana. Dos mujeres, dos orillas, dos fusiones que inciden –una vez más- en la idea de que el presente y también el futuro de la creación, de la convivencia y de la vida como tal se encuentran en el mestizaje.

La vi@: vidas en red

Termino ya poniéndole voz a mi colega Gloria Bonder, argentina y Directora de la Cátedra UNESCO de Ciencia y Tecnología, quien no pudo remitirnos su mensaje grabado pero sí hacernos llegar su testimonio escrito para esta noche. Nos dice Gloria:

“Abrí la Vi@ en rosa y navegué casi sin parar con todas y cada una de vosotras a través de mails que hacen olas!

Encontré con júbilo palabras que dije o me dijeron, pero con más júbilo aún miradas inesperadas, sorprendentes sobre temas que recurren en las vidas de las mujeres; me emocioné, divertí, pensé, las quise, y me pareció que las conocía a todas, que estaba entre ustedes.

Admiré vuestra capacidad de expresarse con una belleza fresca y en muchos momentos muy conmovedora, de ser transparentes y sólidas a la vez, de mostrar que las vidas de las mujeres, y posiblemente también de los varones, son entretejidos de miles de hebras de diversas materias, aleaciones, densidades, que se tejen y destejen en red con las hebras de otr@s”.

Otra vez, muchas gracias

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